dissabte, de gener 28, 2006

Reflejos que sorprenden

Realmente hay reflejos que sorprenden. No parece posible que alguien se enriquezca tanto mientras las personas a las que (dicen) ofrece un servicio se empobrecen un poco más. No, no hablo de los políticos. Me refiero a los bancos. Ayer era el BBVA quien anunciaba una aumento de beneficios un poco superior al IPC (al IPC de Júpiter, claro, donde lo tienen todo grande), cerca de un 40% más. Hoy es nuestra pobre y acosada Caixa la que anuncia un aumento de beneficios superior al 80%. Empiezo a desear que me haga alguien moving, bullying o boicot a mis productos (naturales) para así empezar a sanear mi cuenta corriente, aquejada del mal de un mal equino, que no gallináceo, la gripe hipotecar. Esta gripe toma su nombre del catalán "teca" (comida) y del latín "hipo" (caballo). Claro que algunas leyendas urbanas hablan más bien del singulto que produce ver que la única teca que pronto nos comeremos será la de las mesas del balcón (si no las quemamos cuando nos corten el gas -natural, claro-). Pues bien, es claro que esa imagen de los bancos no ningún reflejo que me pertenezca, por más que lo miro. Nada veo en mi espejo. Y me pregunto por el propietario de tamaña imagen. Quizás es que se trata de una imagen deforme, pero como habrá ido a alguna corporación dermoestética... su imagen no hace sino mejorar día a día. En fin, que tampoco me puedo quejar. Otros no tienen ni espejo, ni teca, ni hipo. Pero que no se confíen, algo les verán que les puedan quitar. Y todo ello, sin duda, en la próxima reunión de accionistas -¿qué accionan?- se verá claramente... reflejado. Lo dicho: un reflejo sin espejo.